“…UN LENGUAJE MÁS ALLÁ DE LAS PALABRAS…”
Publicación en "Propuesta Comunicacional"

Cuando hablamos de comunicación nos referimos a la capacidad para poder relacionarnos con otros. Para poder comunicar algo necesito reconocer a ese otro y poder intercambiar pensamientos, deseos, necesidades, sensaciones con él. Todos podemos comunicarnos de alguna manera, siendo el lenguaje el instrumento más utilizado en la vida del ser humano. Esta construcción se realiza, generalmente, en forma natural. Por lo tanto se tiene idea de que es algo simple y sencillo; pero en realidad para poder desarrollar la comunicación y el lenguaje se requiere de un proceso complejo. Diferentes funciones se conjugan e interactúan para el desarrollo del lenguaje en cada individuo. Este desarrollo implica un camino integrador de aspectos neurofisiológicos, sensoriales (visión, audición), anatómicos, desarrollo cognitivo, afectivo y emocional sumado a la influencia del medio. Por lo tanto cualquier alteración en alguno de estos aspectos traerá como consecuencia alteraciones en el desarrollo del lenguaje y la función comunicativa. La discapacidad tanto física representa en muchos niños una situación que dificulta su plena realización e integración en el mundo que les rodea. Estos niños hacen frente a un largo camino de médicos, instituciones, terapias, intervenciones quirúrgicas, en concomitancia con su estructuración biopsicosocial y su desarrollo escolar. Un niño que se desarrolla en condiciones óptimas comienza desde muy temprano la comunicación con su entorno, utilizando señales comunicativas. Estas señales se inician con la expresión de sus estados de satisfacción, desagrado, dolor, alegría. Estas expresiones son representadas con movimientos de todo su cuerpo, de sus miembros, de su cara, de sus ojos. A estas actividades motoras se agregan las expresiones vocales: el llanto, el grito, la risa y más tarde el juego vocal con sentido comunicativo. Se trata de un proceso en desarrollo creciente, que día a día se va enriqueciendo con la posibilidad de utilización de nuevas adquisiciones. Al mismo tiempo ese enriquecimiento es acompañado por la receptividad del ambiente en el que se halla el niño. Y ésta es precisamente la condición que determina la comunicación entre el niño y las personas que lo rodean: ciertas expresiones del niño son “comprendidas” por los adultos que responden adecuadamente a ellas. Cuando existe algún impedimento o limitación motora y/o sensorial en el desarrollo del niño, la construcción de un código comunicativo se haya alterada. Por ende la comunicación entre el niño y quienes lo rodean se encuentra afectada. Para un niño que presenta un trastorno motor, le serán dificultosos los movimientos de todo o parte de su cuerpo para mostrar sus estados de ánimo, sus necesidades. Lo mismo le ocurre a un niño que presenta una hipoacusia o una deficiencia visual. Ellos irán buscando la manera de expresarse (ciertos movimientos corporales, variaciones en el tono muscular, la mirada, gestos, la voz) y fundamentalmente, por quienes lo rodean, la identificación de esas señales para comprenderlos. Es decir, es necesaria una construcción diferente del código de comunicación, que abarque más que la palabra hablada. Los padres, terapeutas y quienes rodean al niño debemos estar atentos y descubrir las señales que puedan transmitir: corporales, gestuales, vocálicas. Y ayudarlos en esa construcción para favorecer y desarrollar la función comunicativa, fundamental para el desarrollo de cada niño como persona integral.